miércoles, 11 de marzo de 2009

Isabelle Solleiro: La verdadera vida

La verdadera vida
Isabelle Solleiro

Todos nos hemos preguntado en algún momento de nuestras vidas el por qué nos encontramos en este mundo y cuál es nuestra verdadera misión aquí, a veces nos cuestionamos tantas cosas que al final terminamos por quejarnos de todo lo que nos ha pasado y optamos por culpar a los demás, respecto a esta actitud he escuchado a mucha gente decir que no tenemos ningún propósito y que la vida es sólo para los más fuertes y para los que pueden hacer más a costa de lo que sea, que venimos a este planeta para consumir más, para gastar más, para explotar más y para que usemos a otros descaradamente para ganarlo todo sin importar aplastar a los más débiles. El egoísmo es efectivamente el sentimiento más destructivo que podamos engendrar, es un veneno que nos mata como seres espirituales y que acaba por cegarnos ante lo más bello de la vida. Abramos ya lo ojos y dejemos de pensar que salimos del vientre materno sólo para satisfacer nuestras tontas necesidades materiales, ocupémonos de una vez por todas a compartir nuestras experiencias positivas con otros y a hacer labor comunitaria. Ayudemos a otros, repartamos amor y perfeccionemos nuestro espíritu en vez de estar apoyando con nuestra insaciable sed superficial los maléficos planes de los tres poderes más irracionales de nuestro planeta: el gobierno, las empresas y los medios de comunicación; el verdadero valor de la vida no está en ser los mejores profesionistas para aspirar a un gran cargo ejecutivo, tampoco está en recibir una quincena cada mes que sólo se desperdicia en basura comercial, no está en los bares, en los burdeles o en las playas, tampoco en propiedades lujosas, en las joyas o en los autos último modelo, más bien creo que lo que Dios quiere para cada uno de nosotros es que con las pruebas que nos tocó vivir aprendamos a ser mejores personas y que esos lazos con la materia se vayan desintegrando poco a poco hasta desaparecer, pues a medida que progresemos, no vamos a tener la necesidad de aferrarnos a tonterías que sólo nos estancan más. Pensemos en el daño que le hacemos al planeta cuando actuamos de forma egoísta, todo está conectado y cualquier acción proterva que cometamos por muy mínima que nos parezca, para el principio inteligente ese pequeño error se convierte en algo desencadenante para toda la humanidad, hemos contaminado a los indefensos seres que viven con nosotros con sólo lavar a diario nuestra ropa con innumerables marcas de químicos para que nuestra ropa este suavecita o huela a flores del jardín y creyéndonos dueños de todo el planeta, los hemos despojado de sus únicos hogares en los que sólo ahí pueden sobrevivir, y con esto contribuimos al deterioro ambiental, por seguir comprando cosas inútiles y por no reciclar lo que consumimos, al bañarnos por horas bajo miles de litros de preciado líquido y al tirar una “inocente” basurita en la calle. Así somos, como fichas de dominó, es desastroso lo que pasa en nuestro país, es una desgracia que exista tanta ilegalidad y tanta impunidad, pero es más lamentable todavía que nos quejemos cuando nosotros mismos somos cómplices de todo este desorden al hacer que nadie nos ve al pasarnos un semáforo en alto o en hacer trampa en las multas cuando el billete nos “salva” del corralón, pero siguen escuchándose las quejas…
Hoy en la tarde me puse a leer una revista de política y encontré una simpática tira cómica en la que se ilustraba una conversación entre una polilla y una pulga que hablaba sobre la evolución humana, a propósito del aniversario número 200 de Charles Darwin y comprobé en efecto que la polilla anciana no se equivocó al decir que cómo era posible que el ser humano evolucionara si sigue siendo un primate con instinto animal; ahí está el caso de Atenco que ya la mayoría conoce, los políticos que parecen garrapatas aferradas al erario de la nación y del dinero de los que sí pagamos impuestos para satisfacer su ambición de poder y ahí también esta el resto ciudadanía que se ha quedado en estado larvario. Definitivamente necesitamos evolucionar, y sí, desde luego que algún día todos nos perfeccionaremos como espíritus porque esa es nuestra verdadera misión, todos tenemos esa única necesidad: la de ser mejores como personas, de amar, de ayudar, de servir, de ser felices sin ataduras materiales; definitivamente creo que tarde o temprano todos nos elevaremos y a partir de nuestras experiencias humanas, vamos a purificar nuestras almas para el bien de la humanidad a favor de la paz y de la justicia, hasta los criminales y los asesinos, todos vamos a crecer para bien, porque finalmente para eso venimos a la tierra. Sin embargo, nuestro país sigue muy atrasado, es más, el planeta tierra está plagado de injusticias y tonterías que sólo van encaminadas a tener, tener y atesorar. Nos falta mucho, no se sabe cuando llegará ese día, pero mientas tanto intentemos ser mejores personas para progresar más rápido y acortar el tiempo, quizás así dejemos de pensar sólo en nosotros mismos.

Isabelle Solleiro

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